Mis pasos hoy me conducen nuevamente por el Centro Histórico,
deseo llegar hasta el Baluarte de Santa Catalina, uno de los sectores más
interesantes del cordón de murallas. Como es habitual por las tardes, camino por la vieja Cartagena, son las cuatro y
media, hora ideal pues el sol se va poniendo y el calor es más soportable.
Para llegar al sitio que persigo existen tres caminos posibles:
1) Subiendo la explanada de La Reculá del Ovejo que conduce al Baluarte de San
Lucas y luego continuando por el Baluarte de Santa Catalina, 2) Viniendo del
Baluarte de Santa Clara por encima de Las Bóvedas. 3) Por la rampa situada a un
lado de las Bóvedas. Me decido por ésta última.
Asciendo por la rampa hasta las troneras donde me recibe la
brisa fresca de la tarde, busco la rampa que baja hasta la mina, la encuentro
iluminada por reflectores de piso y podemos decir que se ve bella por las luces
y las sombras sobre sus muros. Siempre me sucede lo mismo cuando visito este lugar, se atropellan los
pensamientos cuando los recuerdos brotan sin tiempo y espacio. Trato de darles
un sentido.
En su orden, trabajaron en la construcción de este tramo de
murallas, Bautista Antonelli y Cristóbal de Roda y luego la intervinieron
Francisco de Murga y Juan de Herrera y Sotomayor, ingenieros militares todos
ellos. Se iniciaron los trabajos de construcción por allá en 1.617.
En abril del año de 1.996, la Sociedad de Mejoras Públicas
restauraba el Baluarte de Santa Catalina, en esas estaban cuando los obreros
descubrieron este espacio. El arquitecto Augusto Martínez Segrera que dirigía
los trabajos aseguró al periódico El Tiempo, que la mina tenía el mismo tiempo
que las murallas y que era un descubrimiento histórico de la mayor importancia.
La mina descubierta cuenta con 15 metros de largo, además dos
bóvedas y un gran aljibe. Fue utilizada para refugio de los soldados. Mientras
se desarrollaba la exploración arqueológica, dentro del Plan Maestro de las
Fortificaciones en el mismo año de 1.996, se recupera la poterna o puerta de
socorro, las bóvedas y también la rampa de acceso.
En su interior, se descubrieron en regular estado, cerámicas,
algunas armas, botellas, balas de cañón y algunos otros elementos dañados por
el tiempo y el salitre.
Pero existe un hecho menos conocido tal vez, que la propia mina:
La viuda del cartagenero Dr. Rafael
Núñez, presidente de Colombia en tres oportunidades, Doña Soledad Román de
Núñez, temerosa de que la tumba fuera profanada por los enemigos de éste,
decide trasladar con la ayuda de unos amigos, los restos de su esposo desde el
vecino mausoleo en la Ermita del Cabrero, a las entrañas de la muralla pues muy
pocos sabían de la existencia de la mina o al menos de una parte de ella. Así
lo hicieron y solo volvió a la Ermita cuando los ánimos se calmaron.
En este lugar funcionó por un tiempo el Museo de las
Fortificaciones. En nuestros días el transito se habilitó de 8 a,m. a 6 p.m.
para permitir la comunicación del Centro Colonial con El Cabrero, barrio vecino
que alberga la Casa Núñez y el mausoleo en La Ermita de Nuestra Señora de las
Mercedes como habíamos dicho.
¿Cuántas más sorpresas nos tendrá deparadas Cartagena de Indias
en el interior de sus murallas y fuertes?
Cómo llegar:
Plaza de las Bóvedas.
Subiendo la rampa del lado derecho
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