Las influencias culturales europeas y de otras regiones del
mundo, hacen su ingreso a Colombia básicamente por Cartagena de Indias, dada su
condición de puerto de primer orden en tiempos de la colonia. El teatro no fue
la excepción.
Así se explica cómo a finales de este período y hasta bastante
entrada la mitad del siglo XlX funcionó el Teatro del Coliseo, en el sector
amurallado, dando origen al nombre de la calle hasta nuestros días.
En el Coliseo, según cuenta el historiador Moisés Álvarez Marín
en su trabajo sobre el Teatro Heredia, se presentó en 1,838 la Compañía de
Eduardo Torres con obras de autores locales de títulos ostentosos como “Aurelia
o la toma de Constantinopla por Mahomett II” del General Juan José Nieto,
sobresaliente figura política de la época.
Se había hecho una realidad el amor de los cartageneros por el
drama, la comedia, la tragedia, la ópera… Así lo demuestran los datos
históricos pues en El Coliseo el 20 de diciembre de 1,857 se presentó la ópera
“La hija del Regimiento” primera función operática en Colombia, según cuenta
Rafael Ballestas Morales en su libro Cartagena de Indias – Relatos de la vida
cotidiana y otras historias-. Por allá en 1.874 en este mismo lugar se construye
el Teatro Mainero y se inaugura con la ópera “Hernani” de Giuseppe Verdi
presentada por la Compañía Lírica Italiana. ¡De lujo!
Era un espacio muy incómodo y el público numeroso. El deseo por
tener un escenario digno de los espectáculos que ya se presentaban, tuvo que
esperar casi treinta años.
Las ruinas de la capilla de La Merced, construida en el año de
1.625 sirvieron de base, utilizando las tres naves, para la construcción de tan
anhelado teatro.
Al cartagenero Luis Felipe Jaspe Franco se debe el hermoso
diseño de estilo italiano y con influencia caribeña. Se inauguró con gran solemnidad
el 13 de noviembre de 1.913 en el marco de las celebraciones del centenario de
la independencia de la ciudad, con unos Juegos Florales, como le decían los
cartageneros a los concursos poéticos musicales de la época. Se le llamó entonces
Teatro Municipal, luego Heredia y hoy Adolfo Mejía.
Jaspe había visitado los Teatros Tacón de la Habana y Reina Emma
de Willmstad, Curazao, según dice la tradición oral, en ellos se inspiró. No
era arquitecto, pero como el mejor de ellos, incorpora en el diseño de los
palcos, celosías caladas con efecto de encaje, escaleras en mármol blanco de
carrara que llegan de Italia por vía marítima, los adornos en yeso recubiertos
en oro de 22 kilates, el Escudo de la Independencia que corona el escenario y
la gran pantalla de cristal de murano en el techo.
Todo en su diseño es digno de ser apreciado: Su fachada de estilo
ecléctico con las cuatro musas del arte: Clíope, Talía, Terpsícore y Euterpe,
musas de la poesía, la comedia, la danza y la música, respectivamente, acabadas
en mármol italiano, también el “foyer”, los camerinos, pasillos…
A Jaspe se deben muchas obras en la ciudad, entre ellas la Torre
del Reloj, icono de la ciudad, el Mercado Público – hoy desaparecido-, los
parques del Centenario, Fernández de Madrid y Bolívar, el trazado y diseño del
barrio Manga y varias más.
El teatro fue magníficamente restaurado por diversas entidades que
trabajaron en ello desde 1.970, con prolongados recesos y en 1.988 se
reinaugura con la presentación de la soprano colombiana Martha Senn. El maestro
cartagenero Enrique Grau pintó en el cielo raso las nueve musas del arte y en
el telón de boca, los monumentos de la ciudad lloviendo sobre la ciudad antigua,
acompañados de una mano, que entrega un gran ramo de flores típicas de la
región. El escenario cuenta con veinte y cuatro barras mecánicas para el manejo
de la tramoya, como se usa hoy en los grandes teatros del mundo. Se dotó de
aire acondicionado y todas las técnicas modernas de sonido y alarmas contra
incendio.
Imposible dejar por fuera algunas anécdotas sucedidas en sus
inicios y algunas curiosidades, como por ejemplo, los dos palcos que existieron
para uso de familias de reciente duelo, cubiertos con celosías que evitaban que
sus ocupantes fueran vistos. ¡Esos lutos rigurosos de entonces! También cuando
en la presentación del tenor Hipólito Lázaro, el pueblo acudió en masa a
escuchar su portentosa voz interpretando Aída, de Verdi y llenó la vecina Plaza
de la Merced o cuando el tenor Tita Rufo, recibió de jóvenes poco informados,
ramos de flores, pensando que se trataba de alguna diva italiana.
Ver espectáculos en el Teatro Adolfo Mejía, se convierte en una experiencia difícil de olvidar, por el recinto lleno de belleza y armonía, además de sus condiciones técnicas y por los eventos que se presentan, la mayoría son muy buenos y a veces gratuitos.
Hoy el teatro se constituye en un espacio cultural importante,
un edificio de valor artístico y arquitectónico y es una joya del centro
histórico de Cartagena de Indias.
Cómo llegar:
Dirección: Centro, Plaza de la Merced
Para ingreso: Calle de la Chichería # 38-10
Tel. * 57 (5) 664-60-23
0 comentarios:
Publicar un comentario