domingo, 26 de abril de 2015

MUCHOS AÑOS ENDULZÁNDONOS LA VIDA


Evangelina Martínez Segovia, tiene 78 años y gran parte de ellos los ha vivido entre el azúcar que mezcla con productos del trópico, como el coco, la papaya, el tamarindo, el millo, el ajonjolí y muchos otros y su puesto en el Portal de los Dulces, situado en la Plaza de los Coches, detrás de la Torre del Reloj. Allí vende los dulces típicos que salen de sus laboriosas manos.

Mirando de frente los varios arcos que forman el Portal, su puesto está situado bajo el primero de la derecha. Apenas la vemos nos damos cuenta que encarna con su figura diminuta, la imagen de las clásicas abuelitas de los pueblos de la costa norte colombiana. Tal vez, de tanto hacer dulces, ella también es dulce y se le nota en su sonrisa, su mirada y sus ademanes suaves.


“Primero fui proveedora y después una amiga nos cedió el puesto. Ella se enfermó. De eso hace ya muchos años”. Nos dice Doña Evangelina mientras atiende a turistas y nativos. “Empecé con conservas de ñame, plátano maduro, papaya rayada con zumo de limón y bolas de tamarindo”. Y mientras acomoda dulces con una pinza dentro de grandes frascos de vidrio comenta: “Mire estás son las más tradicionales, las cocadas de leche”.


Hoy hace más de 35 clases de dulces en su casa situada en la vecina población de Turbaco y gran parte del secreto para el sabor particular de muchos de ellos, es que son cocinados en ollas sobre leña. “El azúcar y algunas frutas las compramos en el Mercado de Bazurto, el más grande de Cartagena, pero las seleccionamos con mucho cuidado y las otras las trae mi esposo del monte” Así le dicen en la Costa Atlántica del país a las pequeñas parcelas, donde trabajan la tierra hombres y mujeres.

Cuando le preguntamos por su familia se emociona.: “Tengo 8 hijos, 20 nietos y 3 bisnietos, ya algunos saben hacer muy bien los dulces. Yo no quería que se dedicaran a esto porque es un trabajo muy duro”. Y es que cuando nos cuenta lo dispendioso de su elaboración entendemos el porqué: “Me despierto a las 4 y 30 de la mañana y a esa hora empiezo mi faena, a veces son cuatro o cinco ollas al mismo tiempo, porque hacer por ejemplo cocadas, se lleva dos horas. Allí estoy pendiente de revolver para que no se pase de punto y no todos los dulces demoran lo mismo cocinándose. En grandes  mesones de madera se esparce luego la preparación y se espera que se enfríe, luego se corta o amasa según el caso, para luego seguir con el proceso de envolverlos para traerlos a la ciudad”.


Nancy Alcalá Martínez es hija de Evangelina y es la que le sigue sus pasos, empezó muy joven. Fue ella quien abrió contactos con hoteles y organizadores de eventos. “Cuando la veían tan joven no creían que ella fuera empresaria. A veces la llaman del Hilton, La Laguna Encantada y otros hoteles y restaurantes, para que les lleve dulces, con esto paga la universidad de mi nieto” Me entero que por encargo elaboran casquitos de toronja en almíbar, dulce de mora, natillas, enyucados y otros…” Yo aprendí de mi mamá a hacer los dulces, son recetas muy viejas”, dice Evangelina…”Y estoy feliz pues ahora las heredará mi hija”.


Doña Evangelina tiene historias sin fin. Pero una en especial le pareció muy graciosa: “Nosotros vendemos un dulce al que le llamamos cubanos y la verdad no sé por qué. Un día vino un señor y me dijo: ¿Ustedes venden cubanos? Si señor son estos envueltos en papeles de colores, y se llevó dos. Al día siguiente regresó y me dijo, mire señora yo soy cubano y no pensé que supiéramos tan sabroso… y se llevó dos docenas”.

Dejamos a Doña Evangelina y su hija Nancy detrás de su mostrador, rodeadas de casabitos de coco, alegrías, melcochas, maní con caramelo, conservitas de leche, panelitas de leche, cocadas de panela y guayaba, de piña, caballitos de papaya y muchos más, a la espera de ser adquiridos por gentes de diferentes sitios deseosos de probar los dulces más típicos de la ciudad.

El Portal de los Dulces no será igual, por lo menos para mí, luego de conocer a Evangelina y sus manjares. Con ella aprendimos que detrás de cada mostrador, hay  seres humanos que trabajan con esfuerzo y amor para que todos puedan llevar el corazón dulce de Cartagena de Indias por el mundo.

Cómo llegar:
Centro Colonial, Portal de los Dulces, Plaza de los Coches, 
                         primer arco de la derecha.

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